Posiblemente, el surgimiento de las stablecoins ha sido uno de los eventos más importantes del criptomercado, a la altura del lanzamiento de las altcoins o de los futuros de Bitcoin.
Las stablecoins ofrecen una solución sencilla, no sin cierta polémica, a uno de los principales problemas de los tenedores de criptomonedas: la volatilidad. En un mercado donde el precio de los activos cambia constantemente, se antoja necesaria la posibilidad de proteger el capital depositandolo en un valor relativamente estable, pero que se pueda usar como cualquier criptodivisa.
¿Qué son las stablecoins?
Una stablecoin es una criptodivisa asociada a un activo estable, como el dinero fiat o el oro. Para la mayoría de tenedores de criptos (mayormente traders), criptodivisas estables como Tether o TrueUSD han supuesto un salvavidas a la hora de obtener ganancias o eludir una caída del mercado. Por otra parte, se encuentran los puristas del criptomercado, que ven en las stablecoins un reflejo de la necesidad de supeditar la estabilidad financiera al dinero fíat, aunque el objetivo principal de las criptomonedas sea acabar con la centralización de la economía.
El problema de Tether
El año pasado, Theter, la stablecoin más importante del criptomercado (y una de las más intercambiadas), fue objeto de especulaciones sobre su posible papel como medio para manipular el criptomercado tras el rally de diciembre de 2017, que acabó con el desplome del mercado en 2018.
Siempre se ha dicho que Tether está respaldado por el dólar estadounidense en una proporción 1:1, pero muchos expertos lo cuestionan. Su argumento es que se lanzan tokens por valor de cientos de millones de dólares de forma periódica, y no hay forma de determinar de dónde salen los dólares ‘reales’ que respaldan esas cantidades. La explicación más plausible es, obviamente, que Tether es una versión electrónica de la Reserva Federal, pero controlada por un grupo selecto de personas que trabajan sin la más mínima transparencia. Esta acusación se basa en la capacidad para emitir dinero aparentemente de la nada, permitiéndoles inflar el precio del BTC y otras criptodivisas a placer. De hecho, no son pocos los traders que explican de esta forma la criptoburbuja de 2017.
¿Podría colapsar Tether como si se tratara de un sistema centralizado?
Es de sobra conocido que los bancos no poseen el capital exacto que depositan sus clientes. No tienen el dinero guardado en algún lugar recóndito o en una cámara acorazada. Todo lo contrario. Ese dinero no para de moverse, usándose como fuente de deuda para los clientes que solicitan préstamos y pago para los acreedores. Si, movidos por el pánico, todo los clientes retiraran el dinero de sus cuentas, simplemente, no habría forma posible de satisfacer la demanda.
Esta preocupación se ha trasladado al entorno de Tether, debido principalmente a su relación con el criptomercado y la volatilidad del mismo. Parece lógico que existan dudas sobre la fortaleza de Tether ante un ataque de pánico en el criptoespacio, sobre todo teniendo en cuenta que no está claro si existe un respaldo suficiente de dólares para realizar una transferencia masiva de USD en respuesta a los tenedores de Tether.
Descubriendo la stablecoin Gemini (GUSD)
El exchange estadounidense Gemini anunció recientemente el lanzamiento de la primera stablecoin regulada, basada en el estándar ERC20 de Ethereum. Se trata del ‘Gemini Dollar’ (GUSD), que también se ha vinculado al USD en una proporción 1:1. La diferencia con Tether, y otras criptomonedas estables, es que la regulación y la transparencia parecen ser una prioridad. Al menos, eso se desprende de comentarios como los de la Maria Vullo, superintendente del New York Department of Financial Services superintendent (que ha aprobado el lanzamiento de la criptodivisa):
“These approvals demonstrate that companies can create change and strong standards of compliance within a strong state regulatory framework that safeguards regulated entities and protects consumers”. – Maria.
El exchange ha contratado los servicios de una firma independiente que realizará auditorías de forma regular a Gemini Trust Company, con la intención de asegurar que cada token está respaldado por un dólar. Además, la cantidad de GUSD en circulación será pública y se impondrá un límite estricto sobre la liberación de GUSD, controlando así el número de monedas disponibles y el balance entre GUSD y USD. Para ello, se hará uso de un ‘limitador’ que combina mecanismos de custodia tanto online como offline.
Problemas con el control centralizado de GUSD
A pesar de las mejoras en transparencia que implican una stablecoin regulada, existen ciertas pegas para las administraciones y organizaciones que trabajan en esta iniciativa. Por ejemplo, ‘Gemini podría bloquear las transferencias de GUSD en cualquier momento, lo que supone poder absoluto para congelar las cuentas de los tenedores o impedir la transferencia de la totalidad de los tokens. Se podría cambiar por completo la implementación del token cada 48 horas’.
Es decir, al peligro que supone la centralización, se añade la posibilidad de tomar el control de las cuentas y los tokens, algo que choca de lleno con la filosofía cripto, basada en la descentralización, la autonomía y la privacidad. Parece que GUSD, que se vende como una solución eficiente y transparente al problema de las stablecoins, podría terminar siendo un problema mucho mayor a largo plazo para los usuarios.
El punto débil de las stablecoins
Más allá de Tether y GUSD, hay otro tipo de stablecoins, como las ‘parcialmente colaterales’ o las ‘no colaterales. En el primer caso, la plataforma tiene normalmente dólares por la mitad del valor de las divisas en circulación. En el segundo, emiten tanto divisas como bonos basados en criptos.
En ambos casos, los bonos o el 50% de las divisas no colaterales están sujetas, como ocurre con cualquier criptomoneda, a la misma volatilidad del mercado, así como al impacto de la especulación. Esto significa que una venta masiva obligaría a las plataformas a comprar sus propias monedas recurriendo a su reserva de USD, con la intención de controlar la caída del precio. Está claro que esta situación no haría más que aumentar el pánico una vez que los tenedores comprendieran que el sistema se hunde, dando lugar al consecuente círculo vicioso de ventas masivas y autocompras previo al desplome definitivo.
Al igual que ocurre con los criptobonos, la capacidad de emisión de las criptodivisas depende del aumento de tenedores; esto es, del número de traders que decidan comprar la divisa. Si esta tendencia de compra se estanca o se invierte, el precio, como es de esperar, caería. Sería necesario emitir más divisas para compensar la caída de la cotización y, de nuevo, todo el sistema se vendría abajo.
Descubriendo la criptomoneda Basis
El modelo de Basis exactamente igual al de los criptobonos: cuando aumenta la demanda, se emiten más tokens. Por el contrario, cuando la demanda cae, Base Coins se encarga de reducir la oferta para generar un aumento del precio. En concreto, Basis funciona en base a un sistema triple que tiene en cuenta tanto la expansión como la contracción:
- Base coin. Están vinculados al USD y se usan como medio de intercambio. La oferta se amplía o reduce para mantener el equilibrio.
- Base bonds: Los bonos se venden a cambio Basecoins cuando el sistema necesita contraer la oferta de divisas. Los tenedores de bonos pueden esperar un token por cada bono.
- Base shares: Se usan cuando aumenta la demanda y el sistema necesita generar más Basecoins, ofreciendo a los tenedores una cantidad proporcional de tokens a los bonos que poseen
Aunque se trata de un sistema sofisticado, no está exento de fallos relacionados con las circunstancias comentadas en relación a las stablecoins no colaterales.
Conclusión
Sin duda, las stablecoins se han ganado un hueco en el criptomercado. Ofrecen un punto de unión entre el dinero fíat del mundo ‘real’ y las divisas digitales del ciberespacio, además de suponer un instrumento de gran ayuda para evitar las caídas del criptomercado y la volatilidad inherente al mismo. Aun así, cabe destacar que los criptotraders confían en exceso en la fortaleza de las stablecoins, ignorando que el hundimiento de criptos como Tether o TrueUSD podrían producir un daño mucho mayor en el criptomercado que cualquier ataque informático. Finalmente, si las stablecoins van a continuar siendo un punto fuerte del criptoespacio, la mejor forma de operar con ellas sería bajo un marco regulatorio que permita un amplio grado de descentralización y un rechazo al control y la censura. Será un objetivo difícil de alcanzar, principalmente debido a la búsqueda continua de control del criptomercado por parte de las entidades reguladoras, a través de empresas como Gemini. De todas formas, si GUSD pretende superar a Tether y posicionarse como referente, tendrá que adaptarse de tal forma que llame la atención de los usuarios y de los reguladores a partes iguales, asegurando así una adopción generalizada.